¡Quiero creer!

18 05 2011

¿Si te dijera querido amigo que tu grito a ¡Quiero creer! me ha inspirado ésta nueva entrada?

Yo también quería creer y ser feliz, sobre todo vivir y ser feliz; hasta que no conocí o identifiqué que había algo bueno viviendo dentro de mí no conseguí descubrirlo; ¿quien era éste Ser amororo que me decia todo el rato «Te quiero»

Entré en un diálogo con éste Ser que me  decía: «Te quiero»

 y yo le contestaba: ¿como me vas a querer si yo no merzco que me quieras?

Él continuba: «Te amo, desde el seno de tu madre ya te amaba, y te pensé para amarte»

Yo seguía: No me puedes querer porque no soy buena, y le conté todas las cosas que había hecho mal en la vida hasta ese momento….

y Él me decía :»No me importa, te quiero» y ante ese Amor incondicional me quedé enamorada.

Estaba sola, triste y hastida y no creía en nada hasta ese momento; bueno pues a partir de ese acontecimiento me fuí de cabeza a la Iglesia a buscrle allí; donde todas estas Palabras Vivas me las recuerda todos los días, cada uno que identifique al Ser Superior que sí existe como buenamente quiera que yo lo identifiqué en Dios y en Jesucristo en seguida.

Amigo mío todo pasa en ésta Vida, pero el Amor dura para siempre.

Como no sé hacerlo de otra manera os dejo una Palabra de Vida porque «Una Palabra tuya bastará para sanarme»


SALMO 118 (117)

Este es el día en que actuó el Señor

¡Aleluya!

Invitación a la acción de gracias

¡Dad gracias al Señor, porque es bueno,

porque es eterno su amor!

Que lo diga el pueblo de Israel:

¡es eterno su amor!

Que lo diga la familia de Aarón:

¡es eterno su amor!

Que lo digan los que temen al Señor:

¡es eterno su amor!

En el peligro invoqué al Señor,

y él me escuchó dándome un alivio.

El Señor está conmigo: no temeré;

¿qué podrán hacerme los hombres?

El Señor está conmigo y me ayuda:

yo veré derrotados a mis adversarios.

Es mejor refugiarse en el Señor

que fiarse de los hombres;

es mejor refugiarse en el Señor

que fiarse de los poderosos.

Todos los paganos me rodearon,

pero yo los derroté en el nombre del Señor;

me rodearon por todas partes,

pero yo los derroté en el nombre del Señor;

me rodearon como avispas,

ardían como fuego en las espinas,

pero yo los derroté en el nombre del Señor.

Me empujaron con violencia para derribarme,

pero el Señor vino en mi ayuda.

El Señor es mi fuerza y mi protección;

él fue mi salvación.

Un grito de alegría y de victoria

resuena en las carpas de los justos:

«La mano del Señor hace proezas,

la mano del Señor es sublime,

la mano del Señor hace proezas».

No, no moriré:

viviré para publicar lo que hizo el Señor.

El Señor me castigó duramente,

pero no me entregó a la muerte.

«Abridme las puertas de la justicia

y entraré para dar gracias al Señor».

«Esta es la puerta del Señor:

sólo los justos entran por ella».

Yo te doy gracias porque me escuchaste

y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los constructores

es ahora la piedra angular.

Esto ha sido hecho por el Señor

y es admirable a nuestros ojos.

Este es el día que hizo el Señor:

alegrémonos y regocijémonos en él.

Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:

el Señor es Dios, y él nos ilumina.

«Ordenad una procesión con ramas frondosas

hasta los ángulos del altar».

Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias;

Dios mío, yo te glorifico.

¡Dad gracias al Señor, porque es bueno,

porque es eterno su amor!

Y por todo esto y mucho más «Dios es Amor» y yo le quiero.


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